A falta de una sola jornada para el cierre del Campeonato Nacional, y a pesar de la humillante caída ante Huachipato, por 0-4 en condición de visitante, Universidad de Chile encontró el tan ansiado alivio de la salvación. Pero aunque el Bulla evitó el descenso, los malos manejos siguen en evidencia, y a las secuelas deportivas se le suman las económicas.
En los últimos tres años, Universidad de Chile desembolsó la abultada cifra de 2 millones de dólares en la contratación de tres jugadores. Pablo Aránguiz, Jeisson Vargas e Ignacio Tapia, fueron las apuestas millonarias que terminaron en pérdidas, y actualmente, sus destinos parecen estar lejos del conjunto azul.
El caso más significativo es el de Pablo Aránguiz. El volante, que llegó a comienzos de 2020 proveniente de Dallas, estuvo en el foco de la polémica no solo por su flojo rendimiento a lo largo de la temporada, sino también por sus problemas extrafutbolísticos.
Como si fuera poco, su infantil expulsión ante Huachipato hizo estallar de bronca a los hinchas azules, y su relación con el León parece haber llegado a un punto sin retorno. Muy probablemente, Aránguiz no sea parte en los planes de Universidad de Chile para el 2023.
Pero los más de 600 mil dólares desembolsados por el volante, son solo una parte del dinero perdido en apuestas que fracasaron. La cifra escala hasta los dos millones de dólares, ya que se le suma lo invertido por Jeisson Vargas (620 mil dólares) e Ignacio Tapia (850 mil dólares).
De refuerzos a prescindibles
Al igual que Aránguiz, la idea de la dirigencia es buscarle una salida tanto a Vargas como a Tapia. Los motivos, si bien cuentan con diferentes matices según el caso, residen principalmente en sus desempeños futbolísticos, que estuvieron lejos de las expectativas.
En el caso del extremo de 25 años, que arribó este año al Romántico Viajero luego de una gran temporada en Unión La Calera, también influyó su irregularidad física. Cabe mencionar que entre otras lesiones, Vargas estuvo cerca de 90 días ausente a raíz de una pubalgia.
Por último, y no menos importante, ya que se trata del jugador más caro de la lista, aparece el caso de Ignacio Tapia. Universidad de Chile lo pagó 850 mil dólares, pero el ex Huachipato nunca pudo adueñarse de un puesto en la zaga. Además, a diferencia de los antes mencionados, quienes finalizan su vínculo en diciembre de 2023, el defensor tiene contrato hasta fines de 2025.