Universidad de Chile atraviesa una profunda crisis deportiva, que no pudo ser apaciguada ni siquiera con la bocanada de aire que significó escaparle al tan temido descenso. A raíz de los poco felices resultados obtenidos y, cómo si fuera poco, la eliminación en semifinales de la Copa Chile, los problemas vuelven a tomar dimensión. Ahora, salieron a la luz los conflictos en el vestuario que tuvieron impacto en el campo de juego.
Cuando el ciclo de Sebastián Miranda contaba sus primeras semanas, los hinchas azules creyeron posible que Universidad de Chile comience la levantada. Tenían motivos, ya que el Bulla consiguió un triunfo importante ante Palestino el debut del interino, e incluso, días mas tarde, logró sacarse de encima a Universidad Católica en el marco de la Copa Chile.
Sin embargo, tal como recita una popular canción, solo se trataba de “la calma que antecede al huracán”. De un momento a otro, todo estalló en el vestuario de Universidad de Chile. El foco del conflicto se dio, según trascendidos, en los días posteriores a la clasificación a semifinales, Ronnie Fernández y Cristóbal Campos protagonizaron una discusión en el entrenamiento, la cual llegó al intercambio de golpes.
A partir de allí, el plantel sufrió una división. Los jugadores empezaron a tomar partido por los diferentes bandos. De un lado quedaron los futbolistas de mayor trayectoria, y del otro, un grupo de juveniles. Hay quienes dicen que, los más jóvenes, se mostraron disconformes por el rol que adoptaron algunos con mucha experiencia, pero sin pasado en la U.
Miranda, preso de los conflictos
Mientras tanto, los escándalos no quedaban solo en los camerinos. Para Sebastián Miranda fue sumamente dificultoso sacar adelante a un grupo que, además de presionado en la lucha por la permanencia, lejos estaba de encontrarse unido en busca del objetivo. Así, los malos resultados se acumularon, y siguieron hasta el día de hoy, aún luego de sortear lo peor.
El ciclo de Medina probablemente llegue a su fin tras la finalización del Campeonato Nacional. Desde Azul Azul ya avisaron que ante los malos resultados, la única salida es “cambiar”. Pero claro está, quien tome las riendas de Universidad de Chile, tendrá una misión más allá de lo futbolístico, unir a un grupo que tocó fondo.