Bien sabido es que en el mundo del deporte sus figuras son remuneradas con exorbitantes sumas de dinero que aumentan en pos de lo que generan. Sin embargo, son incontables los casos en los que, tras facturar millones y millones de dólares, un mal manejo lleva a estos atletas a perder la mayor parte de la fortuna que supieron acumular. Tal es el caso de Dennis Rodman, uno de los personajes más extravagantes de la NBA.
“El Gusano”, como fue apodado, es uno de los jugadores más recordados de la década del 90. Dejó su huella en el histórico equipo de los Chicago Bulls, que encabezado por Michael Jordan dominó la escena y consiguió seis campeonatos en ocho años. Dennis Rodman participó en tres de esas conquistas y quedó en la memoria de todos los aficionados.
En cuanto al dinero, se estima que “Rodzilla” facturó alrededor de 27 millones de dólares a lo largo de su carrera en la NBA. Pero incluso durante sus años en actividad comenzó su despilfarro, en parte como consecuencia de las reiteradas multas que recibió por actos como agredir a un referí o no cumplir con los compromisos de su equipo, y en parte por sus lujosos gustos.
Pero lo que hizo que Dennis Rodman pierda la mayoría de su fortuna fue el vínculo que estableció con la asesora financiera Peggy Ann Fulford. Esta mujer le prometió al exbasquetbolista que incrementaría su capital en base a inversiones, pero tras haber detectado movimientos inusuales con su dinero, el estadounidense acudió a la justicia, que descubrió que todo se trataba de una estafa. Aunque Fulford fue condenada a diez años de prisión, Rodman sufrió una pérdida irrecuperable de capital.
Una de sus excentricidades
Por fuera del fraude sufrido, el recordado jugador de Chicago Bulls sorprendió un sinfín de ocasiones con sus particulares compras. Como gran aficionado a los autos deportivos, no resultó extraño cuando allá por el año 2004 se apareció a bordo de un Lamborghini Gallardo, coche de alta gama.
Sin embargo no fueron sus 499 CV de potencia o su velocidad máxima de 325 kilómetros por hora lo que más llamó la atención, sino su estética. Y es que, lejos de respetar el modelo original, Dennis Rodman personalizó su Lamborghini con una imagen de su rostro en llamas sobre la puerta del conductor. Curiosamente, el vehículo fue puesto en venta años después por su nuevo dueño.