Hace un año y algunos meses que Pilar Rubio se instaló en París junto a su esposo, Sergio Ramos, y sus cuatro hijos, como consecuencia del giro que pegó la carrera futbolística del sevillano, que abandonó al Real Madrid tras más de diez años de ser parte del club. Después de este tiempo, la presentadora presume que ya habla en francés de forma fluida.
Si hay una característica que es capaz de definir la personalidad de la colaboradora de "El Hormiguero" esta podría ser el compromiso con el que asume cada uno de los proyectos que afronta. Quizás, Pilar Rubio nunca se hubiese imaginado por fuera de Madrid, pero la nueva aventura la llevó a tomar clases particulares.
Apenas pudo acostumbrarse a la nueva ciudad, Pilar Rubio no tardó en conseguir una profesora de francés particular llamada Marie Vuillemin para poder adentrarse de lleno en la cultura francesa. De hecho, fue Marie la persona que le dio varias claves y tips a la conductora de los lugares que no debía perderse del país.
En este sentido, la modelo y la docente parecen haber hecho buenas migas, ya que se las vio juntas en varias ocasiones, como si de un tour se tratara, la francesa ofició de su guía oficial. Al parecer, el plan que habrían creado entre ambas incluía una visita semanal a alguno de los lugares históricos más importantes de la capital.
¿Qué opina Pilar Rubio de Francia? ¿Es difícil aprender a hablar en francés?
No hay dudas de que está nueva etapa que inició la familia Ramos-Rubio fue uno de los temas que más curiosidad despertó en los seguidores, por lo que la conductora también se animó a contar los avances que hacía en la Ciudad de la Luz. Sobre todo, cuando apenas había llegado y no tenía mucha idea de cómo moverse allí.
"El francés es complicado para hablar", reconoció Pilar Rubio en un programa de "El Hormiguero", tras ser consultada por Pablo Motos. Sin embargo, la española no tardó en buscarle el lado positivo a la situación, debido a que contó que solía pedir citas en las estéticas por internet para no tener complicaciones y así aprovechar las horas rodeadas de auténticas parisinas para copiar los modismos locales.